sábado, 14 de agosto de 2010

Reseña de la niña que podía volar



Autor:

Victoria Forester

Editorial:

Montena

Título:

La niña que podía volar

Título original:

The girl who could fly (¡increíble!, hay traductores que no innovan los títulos)

Número de páginas:

285

Sacado de:

La biblioteca

Leído por:

Es una de las recomendaciones que me hizo librófila (que no verá esto, pero desde aquí te echo de menos y espero que llegue pronto septiembre para que salgas de tu exilio y vuelvas al blog) hace algún tiempo, vi su reseña y como el libro estaba en la biblioteca, pues lo cogí, esperando que me gustara, aunque me ha gustado mucho menos que a ella, tampoco puedo decir que sea un bodrio de libro.



Mi opinión:











En vista de que nunca me pongo a hacer esta reseña, creo que va a ser hoy el día, ya que he tenido la suerte de encontrar en la biblioteca dos libros que quería (y he cogido otros dos para que estuviesen acompañados los pobrecitos) y que ya llevo terminados dos libros hoy, pues va a ser que ya toca la reseña que llevo posponiendo semanas y semanas (ACLARACIÓN: la reseña estaba hecha desde vacaciones, pero como que no veía el momento de publicarla, ahora lo sé, no hay momento oportuno).

Joe McCloud y Betty McCloud son el típico matrimonio ejemplar y tradicional de E.E.U.U., vamos, los que respetan a Dios sobre todas las cosas, que son supersticiosos a más no poder y los típicos que se escandalizarían de que su hija fuese a ver al cine a un actor que se ha desnudado previamente en una obra de teatro (vease Daniel Radcliffe en Harry Potter), no vaya a ser que sea una mala influencia para ella.

Hablando de hijos, Joe y Betty sólo tienen una hija, pero esta llega demasiado tarde, es decir, no están en su primera juventud cuando Betty se queda embarazada, y lo primero que piensa Betty del médico que le dice que está embarazada es que “así no se hacen las cosas” (frase que repite hasta la saciedad, tal cual cancioncilla del verano), ella ya pensaba que no podía tener hijos y el médico ya le va dando falsas esperanzas. Así que cuando el médico logra por fin convencerla de que va a tener un hijo, Betty se plantea tenerlo o no tenerlo porque tenerlo le parece tentar al destino y a Dios Todopoderoso (lo que aquí no consigo explicarme es por qué el aborto no va a tentar a Dios, pero ese es uno de los muchos interrogantes que me ha planteado este libro, o ¿cómo no va a tener a su hija, rezando y pidiendo que se la quiten del vientre? En fin, mentalidad americana, difícil de entender para una europea como yo). Tras muchas elucubraciones decide tener a su hijo, que resulta ser hija, y bastante normal, hasta la edad en la que se supone que debe de andar, donde su hija aparte de andar, pues también flota, y no precisamente en el agua, sino en el cielo, es decir, puede volar, como nos indica el título tan original del libro. ¿Pero qué esperaban con un apellido como Cloud (=nubes en inglés)? Que la niña estuviese en el suelo, que no quisiese estar en las nubes, pues va a ser que no ha habido suerte, señores McCloud, por lo visto sí que tentasteis a la providencia ese día.

Y lo que para Piper (así se llama la niña que podía volar) es un motivo de alegría, para sus padres es motivo de preocupación por el qué dirán, que entendedles, en un pueblo en el que hay 73 vacas por cada persona (o algo así, vamos, el libro está ya en la biblioteca, más que devuelto, si pretendéis que me ponga a ir a la biblioteca y sacarlo, pues… Lo lleváis claro), tiene que haber, sino periódico, la cotilla oficial del reino, es decir, Millie Mae Sue, a la cual todo el mundo teme, porque te incrusta todo tipo de cotilleos en la mente, los que te interesan y los que no, si te encuentras con ella, y, peor todavía, si ella te ve, te hará una gran disertación sobre la aldea y sus habitantes humanos (es que de las vacas hay poco que decir, no está mal visto que se enrollen con los toros de otras y son animales, casi todos se comportan igual), con lo cual Piper McCloud corre el riesgo de volverse famosa por accidente si desvela a Millie sus “poderes”.

Pero como si Piper no hiciese nada, no volase e hiciese caso a sus padres, no habría historia que contar o esta sería aburrida a más no poder, pues Piper decide aprender a volar, y cuando sus padres deciden sacarla del ostracismo social al que la han ido sometiendo por “tentar a la providencia”, y llevarla a una fiesta de la aldea (por si no lo sabíais Piper no va al colegio, estudia en casa y hace las tareas del campo, aquí viene la segunda duda existencial ¿no hay autoridades que velen por esta educación o de este pueblo no se sabe nada de nada?) porque la ven muy cansada y desgastada (cuando no trabaja ni estudia se dedica a aprender a volar, lo que no le sale especialmente bien al principio, prueba de lo cual es la decoración morada que luce en algunas partes de su anatomía, así que la pobre está reventada, no triste, sino simplemente cansada) y es que Piper de normal es una niña muy activa, con reflexiones peculiares (dejémoslo ahí) y capaz de levantar un dolor de cabeza del 15 por su verborrea excesiva.

Así que van de familia feliz a la fiesta, Piper ya se imagina con su mejor amiga, la hija de la cotilla oficial del reino, es decir, Sally Sue, con la cual no encaja al final debido a los cotilleos que su madre ha ido sembrando de la rarita de Piper en su cabeza. Y encima es la última en ser elegida para el equipo de beisbol, pero si la chica fuese buena jugando, pero no, y claro, como está convencida de que tiene que ser buena para caer bien a los niños, se ofrece voluntaria para cazar la última bola, la que decidirá el futuro del juego, y no llega a cogerla porque va muy alta, pues ni corta ni perezosa, decide volar, pensando que claro, la gente que no vuela no es porque no pueda, sino porque no quiere (que querer es poder, pero sólo en algunos casos, Piper, querida), pues vuela, coge la bola imposible, y levanta el cotilleo más increíble que haya surcado todo su pueblo, por llegar, llega hasta todo el mundo. Así que al día siguiente aparecen televisores de todo el mundo para grabarla y gente de todo el mundo para ver a la niña que podía volar. Entre todas estas personas que aparecen, aparece la doctora Hellion que la quiere llevar a un colegio para niños especiales, con dones como el suyo.

Pero como no podía ser menos, el don de Piper es el más increíble de todos, y después de ser un poco mangoneada por sus compañeros de clase, se acaba proclamando la líder con el permiso del malvado Conrad Harrington III, cuyo don es ser el más inteligente, y usa este don para fastidiar a todo el mundo.

Aquí me llega mi tercera duda existencial, ¿por qué saber volar es más interesante o importante que controlar el tiempo (Ahmed y Nalen), saber empequeñecerse hasta hacerse diminuta (Violet), dar descargas eléctricas (Kimber), tener una visión de rayos X (Smitty), ser la persona más fuerte (Daisy, que menuda contradicción ser fuerte y llamarse margarita), ser telequinética (Lily), ser la persona más inteligente (Conrad) o bien poder modificar los colores (Bella)?

Así que como a partir de ahora se desarrolla la acción, pues no voy a contar más, que yo me meto en spoilers sin querer, que me conozco, sólo deciros que me ha resultado el libro tipo película de Disney de las cuatro de la tarde, lo tiene todo, una canción, la protagonista que es más de pueblo que las amapolas que después de un pequeño rechazo es una de las más queridas, y es de la escuela del PORQUE ME LO DICE EL CORAZÓN y todos los malos son así porque han tenido algún trauma familiar.

Así que si lo leeis, estáis advertidos, es peliculero (de hecho, en un principio iba a ser sólo el guión para una película), amor, de pareja, es decir, no amor al mundo que tiene Piper para dar y tomar, no vais  a encontrar y es un libro infantil, con un ritmo un poco lento a veces, pero que nos tiene varias sorpresas al final.




Biografía de la autora:





Victoria Forester es una guionista de éxito que originalmente escribió La niña que podía volar para una película. Pero le gustó tanto la historia que decidió alargarla para transformarla en la historia de su primer libro. Es de Ontario, aunque ahora vive en Los Ángeles con su marido, su bebé y un gato naranja, Rufus.

Bibliografía:

  1. La niña que podía volar
Frases estelares:



El talento por sí solo puede facilitarte una parte del camino, pero el resto únicamente se consigue a fuerza de práctica, perseverancia y sudor.
Piper, de la página 26 (La niña que podía volar, Victoria Forester)

Yo creo que tener sueños y planes no es malo. Porque, si no los tienes, nunca llegarás a ninguna parte.
Piper, de la página 64 (La niña que podía volar, Victoria Forester)

Todos los caminos tienen un precio; cuanto antes aprendas y aceptes eso, mejor. Tomes el camino que tomes, encontrarás cosas buenas y cosas malas y tendrás que aprender a aceptar tanto lo uno como lo otro.
Betty, de la página 68 (La niña que podía volar, Victoria Forester)

A veces, sin embargo, debemos tomar decisiones difíciles y tener en cuenta todos los puntos de vistaa, así como los sentimientos de los demás. A veces, la verdadera felicidad nos llega cuando encontramos el equilibrio entre lo que nos gusta y lo que es bueno para los demás.
Doctora Hellion, de la página 82 (La niña que podía volar, Victoria Forester)

No era la mejor decisión y sin duda tampoco una decisión lógica, pero era la decisión correcta
Conrad III, de la página 238 (La niña que podía volar, Victoria Forester)


Para más información:


http://us.macmillan.com/thegirlwhocouldfly


PD: Piper es de pueblo ganadero y siempre soñadora, de allí la oveja y el bastón.

8 comentarios:

Olga Salar dijo...

La verdad es que la novela no me llama mucho, pero tu reseña esta genial, super completa.
Bss

Anónimo dijo...

lol, lo que me he podido reír con algunas de tus reflexiones.

Había considerado leer este libro puesto que de vez en cuando me apetece algo de literatura infantil. No sé, no sé, si eso lo pillaré de la biblioteca como tú cuando me apetezca leer algo sobre pueblos de la América profunda y sus habitantes profundamente profundos.

En parte, me recuerda un poco a Matilda de Roal Dahl (uno de mis favoritos cuando era cría).

Controlar el tiempo... Que bien vendría en algunos casos.

Beleth dijo...

Uff pues no me llama nada de nada xDDD me recuerda a un bodrio de película francesa de una pareja que tiene un bebe con alas y que todo el mundo corre a filmarlo como locos... xD;
Lo que sí parece es hiper-Disney con solo ver la portada española del libro~
(Y chica, no se como lo haces pero en la biblioteca que hay cerca de mi casa los libros "buenos" siempre están cogidos xD;;;)

Anónimo dijo...

Desde que vi el título que me llamaba la atención, pero no había visto ninguna reseña, así que.. gracias :D Umm, me quedo con tu conclusión ^^ creo que me gustaría ^^
Besitos!!

Natalia (Arte Literario) dijo...

Es la primera reseña que leo de este libro y ufff... creo que no me llama nada de nada

Unknown dijo...

No me llama el libro pero gracias a tu reseña tengo claro que no voy a leerlo xDDDD

Anónimo dijo...

estais muy equivocados es uno de los mejores libros que he leido si no lo habeis leido no opineis si ni siquiera sabeis lo que pasa

Anónimo dijo...

A mi me ha encantado, se lee fácil y es muy entretenido, lo recomiendo sin duda alguna!

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