Autor:
Maite Carranza
Editorial:
Edebé
Título:
Palabras envenenadas
Título original:
Palabras envenenadas
Número de páginas:
254 (en realidad 252)
Sacado de:
fnac
Leído por:
Me lo leí porque ya he dicho que adoro todo lo que me he leído hasta el momento de Maite Carranza, y aunque este libro fuese de distinta temática, pues lo leí igual, por ver el nombre de Maite escrito en la portada.
Argumento:
El caso de Bárbara Molina es un caso archivado, desaparecida hace 4 años, todo el mundo la da ya por muerta, pero Bárbara no está muerta, Bárbara está viva y ha sido secuestrada y mantenida en un zulo sufriendo todo tipo de maltratos por ÉL.
Mi opinión:




Como ya dije antes, Bárbara no está muerta, aunque todo el mundo la haya dado por muerta y desaparecida, Bárbara sigue viva, sufriendo toda clase de vejaciones por su torturador, Él.
Así que la novela nos va a ir descubriendo a través de los ojos de Nuria Solís, la madre de Bárbara, cómo la ha afectado la ausencia de su hija, la tragedia y cómo ha cambiado de ser una viva la Pepa a ser una mujer débil, sumisa, un recipiente vacío que bien podría estar muerta, ya que no siente nada. Cada vez que leía su punto de vista, porque todo el libro está escrito en primera persona y con el discurso indirecto, me llenaba de desánimo y sentía ganas de dejar el libro, como me pasaba al principio.
Otro punto de vista, es el de Eva Carrasco, la mejor amiga de Bárbara hasta un verano en el cual todo cambió y Bárbara dejó de ser su amiga, para convertirse en una extraña y desconocida para ella, incluso le dio un par de puñaladas traperas, pero Eva siempre se ha sentido culpable por no haber podido hacer nada por Bárbara y encontrarla.
Tenemos también al inspector Sureda, el que ha llevado el caso desde siempre, y no poderlo resolver es una espina clavada en su expediente, el eterno trabajador al que nadie da las gracias, que se está replanteando su vida hoy, que es el último día de trabajo. He cogido bastante cariño a este personaje y al final por su culpa he derramado un par de lágrimas, pero como es spoiler, pues no diré por qué.
Y, por último, Bárbara Molina que nos va contando su historia de abusos y vejaciones por él, lo que pasa de ser admiración por Él a ser puro desprecio, con ella sufriremos su condena paso a paso.
El estilo está muy bien cuidado y se nota que cada frase está pensada y repensada; no tiene ni un cabo suelto, está atado por todos los lados, además de que la historia está muy bien investigada, lo que lo ha convertido en un libro bastante real para mí.
Lo malo que le veo es que es muy duro, no es apto para gente sencilla, no se ahorra ningún golpe y los abusos sexuales no se recrea en ellos, aunque tampoco pasa de largo precisamente.
Y otra cosa a la que he tardado en acostumbrarme y por eso el libro me ha costado tanto leerlo es que todo es estilo indirecto, no hay diálogos, es todo él dijo que tal y cual.
Así que la novela nos va a ir descubriendo a través de los ojos de Nuria Solís, la madre de Bárbara, cómo la ha afectado la ausencia de su hija, la tragedia y cómo ha cambiado de ser una viva la Pepa a ser una mujer débil, sumisa, un recipiente vacío que bien podría estar muerta, ya que no siente nada. Cada vez que leía su punto de vista, porque todo el libro está escrito en primera persona y con el discurso indirecto, me llenaba de desánimo y sentía ganas de dejar el libro, como me pasaba al principio.
Otro punto de vista, es el de Eva Carrasco, la mejor amiga de Bárbara hasta un verano en el cual todo cambió y Bárbara dejó de ser su amiga, para convertirse en una extraña y desconocida para ella, incluso le dio un par de puñaladas traperas, pero Eva siempre se ha sentido culpable por no haber podido hacer nada por Bárbara y encontrarla.
Tenemos también al inspector Sureda, el que ha llevado el caso desde siempre, y no poderlo resolver es una espina clavada en su expediente, el eterno trabajador al que nadie da las gracias, que se está replanteando su vida hoy, que es el último día de trabajo. He cogido bastante cariño a este personaje y al final por su culpa he derramado un par de lágrimas, pero como es spoiler, pues no diré por qué.
Y, por último, Bárbara Molina que nos va contando su historia de abusos y vejaciones por él, lo que pasa de ser admiración por Él a ser puro desprecio, con ella sufriremos su condena paso a paso.
El estilo está muy bien cuidado y se nota que cada frase está pensada y repensada; no tiene ni un cabo suelto, está atado por todos los lados, además de que la historia está muy bien investigada, lo que lo ha convertido en un libro bastante real para mí.
Lo malo que le veo es que es muy duro, no es apto para gente sencilla, no se ahorra ningún golpe y los abusos sexuales no se recrea en ellos, aunque tampoco pasa de largo precisamente.
Y otra cosa a la que he tardado en acostumbrarme y por eso el libro me ha costado tanto leerlo es que todo es estilo indirecto, no hay diálogos, es todo él dijo que tal y cual.
Biografía del autora:
Como ya la puse en magia de una noche de verano, si queréis buscadla allí.
Bárbara Molina, página 93 (Palabras envenenadas, Maite Carranza)
Nuria Solís, página 126 (Palabras envenenadas, Maite Carranza)
Me di cuenta de que sin palabras los humanos nos convertimos en bestias y perdemos la cordura.
Bárbara Molina, página 93 (Palabras envenenadas, Maite Carranza)
La vida no se podía enseñar y cada uno tenía que aprender a vivirla.
Nuria Solís, página 126 (Palabras envenenadas, Maite Carranza)
Yo no le había puesto nombre. No tenía palabras. Creía que si no hablaba no existía. Las cosas que no se nombran o se olvidan o desaparecen. Por eso me costaba tanto explicárselo a alguien.
Bárbara Molina, página 159 (Palabras envenenadas, Maite Carranza)
... no mide las palabras y de vez en cuando se va de la lengua y deja caer palabras envenenadas que corren por las venas, como un cáncer maligno hasta llegar al corazón y matarlo.
Nuria Solís, página 175 (Palabras envenenadas, Maite Carranza)
Palabras que nos anulan, que hieren, que nos han marcado a ella y a mí y nos han ido envenenando.
Bárbara Molina, página 246 (Palabras envenenadas, Maite Carranza)