Autor:
Alessandro D'Avenia
Editorial:
Grijalbo
Título:
Blanca como la nieve, roja como la sangre
Título original:
Bianca come il latte, rossa come il sangue
Número de páginas:
249 (en realidad 246) y con tantos espacios de por medio que deberían de ser incluso menos.
Sacado de:
Blog book tour, cedido por Maisha
Leído por:
Maisha me insistió muchísimo que me leyese este libro porque a ella la encantó , porque era el típico que no me daba ganas de comprarlo, porque estaba dudosa sobre si me gustaría o no.
Argumento:
AQUÍ.
Mi opinión:
¿Se me han olvidado las lunas? No, ni se me ha ido la cabeza a la luna, simplemente, es un libro tan complejo para mí, que no me animo a ponerle una puntuación.
Leo es un chico de 16 años cuyas máximas ambiciones son: ser tan listo como el T9 (de su móvil que escribe lo que le sale al pairo, pero según él siempre tiene razón), ganar todos los piques que hace con su amigo Niko, conseguir la copa del fútbol en el torneo que juega y, por supuesto, conquistar a Beatrice.
Beatrice es el objeto inalcanzable durante toda la novela, ya que cuando se anima a enviarla mensajes a los que ella no contesta, se desanima, para luego descubrir que está en el hospital enferma de leucemia, y, si de por sí Leo temía al color blanco, la leucemia hará que le aterrorice todavía más este color al intentar llevarse a Beatrice.
Así que Leo valiéndose de la paciencia de Silvia, su amiga del alma y de Niko, su otro amigo del alma, irá viviendo su vida, intentando vivir una vida normal de un adolescente de 16 años, pero alternada con la seriedad de esta enfermedad llamada cáncer. Conoceremos también a sus padres y la guía que ejercerán sobre Leo junto al profesor suplente con el que no parece encajar al principio al que le pone el nombre de soñador.
En general he podido leer esta novela rápido, aunque al principio Leo no me ha caído muy allá, el típico graciosillo que siempre tiene que ser el centro de atención, pero a medida que avanzaba la novela, se ha ido convirtiendo en un personaje pasable, al ver cómo cuida a Beatrice, aunque su egoísmo no ha tenido límites, sobre todo en el trato que le ha dado asu felpudo particular Silvia.
Aunque hayan sido monólogos escritos en primera persona por Leo, aquí la narración masculina no me chirría como en algunas novelas, y ha resultado bastante creíble, lo que no me ha resultado en absoluto creíble es que tanto los padres de Leo como su profesor Soñador, siempre que hablen con él hayan tenido a mano una frase digna y ejemplar, vamos, ni que la hubiesen ensayado para cuando Leo les fuese a preguntar o pedir consejo sobre algo. En menor medida, a veces Silvia y Beatrice también han sido así, pero mucho menos, eran más creíble.
En general es un libro muy poético, muy cortito, con capítulos de 4 páginas como mucho, lo que hace que se lea con facilidad.
Leo es un chico de 16 años cuyas máximas ambiciones son: ser tan listo como el T9 (de su móvil que escribe lo que le sale al pairo, pero según él siempre tiene razón), ganar todos los piques que hace con su amigo Niko, conseguir la copa del fútbol en el torneo que juega y, por supuesto, conquistar a Beatrice.
Beatrice es el objeto inalcanzable durante toda la novela, ya que cuando se anima a enviarla mensajes a los que ella no contesta, se desanima, para luego descubrir que está en el hospital enferma de leucemia, y, si de por sí Leo temía al color blanco, la leucemia hará que le aterrorice todavía más este color al intentar llevarse a Beatrice.
Así que Leo valiéndose de la paciencia de Silvia, su amiga del alma y de Niko, su otro amigo del alma, irá viviendo su vida, intentando vivir una vida normal de un adolescente de 16 años, pero alternada con la seriedad de esta enfermedad llamada cáncer. Conoceremos también a sus padres y la guía que ejercerán sobre Leo junto al profesor suplente con el que no parece encajar al principio al que le pone el nombre de soñador.
En general he podido leer esta novela rápido, aunque al principio Leo no me ha caído muy allá, el típico graciosillo que siempre tiene que ser el centro de atención, pero a medida que avanzaba la novela, se ha ido convirtiendo en un personaje pasable, al ver cómo cuida a Beatrice, aunque su egoísmo no ha tenido límites, sobre todo en el trato que le ha dado a
Aunque hayan sido monólogos escritos en primera persona por Leo, aquí la narración masculina no me chirría como en algunas novelas, y ha resultado bastante creíble, lo que no me ha resultado en absoluto creíble es que tanto los padres de Leo como su profesor Soñador, siempre que hablen con él hayan tenido a mano una frase digna y ejemplar, vamos, ni que la hubiesen ensayado para cuando Leo les fuese a preguntar o pedir consejo sobre algo. En menor medida, a veces Silvia y Beatrice también han sido así, pero mucho menos, eran más creíble.
En general es un libro muy poético, muy cortito, con capítulos de 4 páginas como mucho, lo que hace que se lea con facilidad.
Biografía de la autor:
¡Pero que mal hace el verano! No tengo ninguna maldita gana de ponerme a escribirla, así que os dejo el link para que la leais si os apetece (es tan corta, que lo hubiese podido escribir y hubiese ocupado menos, porque para lo que dice, nos quedamos igual que antes de leerla).
Trailer:
Frases estelares:
Frases estelares:
Soñador a Leo, de la página 152 (Blanca como la nieve, roja como la sangre, Alessandro D'Avenia)
Las repuestas importantes están escritas entre línesas de los libros y has de ser capaz de leerlas.
Beatrice a Leo, de la página 170 (Blanca como la nieve, roja como la sangre, Alessandro D'Avenia)
No hay que tener miedo a las palabras. (...). Hay que llamar a las cosas por su nombre, sin miedo. (...) Yo ya no tengo miedo a las palabras, porque ya no le tengo miedo a la verdad. Cuando tu vida es lo qeu está en juego, no soportas los rodeos.
PD: Pongo en la foto a mi león en representación de Leo que como él siempre dice, se deja el pelo largo y se afeita más bien poco porque es un león.