martes, 24 de mayo de 2011

Reseña "En realidad se miente mucho más"




Autor:

Kerstin Gier

Editorial:

Plaza and Janes (la que está demostrando ser mi editorial favorita)

Título original:


In Wahrheit wird viel mehr gelogen


Título:

En realidad se miente mucho más

Portada:


Diseño: Random house mondadori, S. A. /Ferrán López.
Imagen de la cubierta: collage sobre una fotografía de Evan Romine, a quien la editorial reconoce su titularidad de los derechos de reproducción y su derecho a percibir los royalties que pudieran corresponderle

Número de páginas:

199 (formato ebook)

Sacado de:

http://ebooks.fnac.es/es/libros/ficha/en-realidad-se-miente-mucho-mas (a este paso la gente va a pensar que me pagan por darles publicidad, pero es que siempre me ha gustado esta tienda, y mira que la casa del libro tiene siempre "todos los libros que no encuentro en el fnac", pero el corazón tiene razones que la razón no entiende).

Leído por:

Es de Kerstin Gier, ya me gustó con Rubí, aunque me decepcionó un poco con zafiro (creo que soy la única a la que le ha gustado menos que Rubí, aunque no tan poco como para no seguir con la saga).

Argumento:


Carolin lo está pasando mal, se siente un bicho raro (siempre se ha sentido así, es lo que tiene tener 3 carreras, saber 6 idiomas y tocar perfectamente dos instrumentos, ser superdotado siempre ha sido raro), no tiene amigos, acaba de perder a su marido y tiene que disputarse una herencia bastante considerable con las sanguijuelas los parientes de su marido (entre los cuales se encuentra su ex-novio). Así que su hermana, harta de verla revolcarse y retorcerse en la miseria la manda a una psicóloga, donde Carolin empieza a contarle su historia.


Mi opinión:




El libro comienza con bastantes problemas para Carolin, tales que su hermana Mimi ya se ha cansado de verla tan sumamente triste que se haya emborrachado por primera vez en sus 26 años de vida y un completo desconocido le ha acompañado a casa y le ha echado la bronca por beber siendo tan joven (piensa que tiene 17 años). Por lo que al ir a una psicóloga que debería de ser más la paciente que la psicóloga (opinión de Carolin) y que ésta le mande escribir su vida en común con su marido.


Mientras tanto Carolin, la vida de Carolin seguirá con el apuesto desconocido que siempre aparece cuando más lo necesita, pero que resulta ser el farmacéutico (encima gay, aunque un poco besucón para ser gay), sus líos familiares (siempre hay una oveja en cada familia y en la suya es la sierra circular (llamada así porque no tiene culo; claro que si fuese un poco más amable y no hiciese comentarios maledicentes ni robase las ideas de los demás, puede ser que simplemente la llamase Elaine a secas) y los líos con la herencia (ahora resulta que es supuestamente rica después de vivir en la austeridad con su marido, lo cual da motivos a mil discusiones entre ella y su ex-novio, el hijo de su marido, y el hermano avaricioso de su marido)


Aunque el argumento parece que es un completo dramón de esos en los cuales eres una mujer a un pañuelo pegada, no es así para nada, Carolin tiene la capacidad de ser tan ácida y tan sarcástica ante todas las penalidades de su vida que consigue arrancarte bastantes carcajadas. Carolin no se recrea en su miseria, sino que es igual que yo cuando tengo la regla, es decir, si yo estoy sufriendo quiere que los demás sufran también.


Es más, creo que si algún día escribiese un diario, sería como el de Carolin, nos parecemos demasiado en bastantes cosas: pensar que fulanito o menganito es gay en función de si tiene o sabe alguna cosa no propia del género masculino (usar demasiadas cremas, saber demasiado de cosas de "mujeres", tener más amigas que amigos, dejes amanerados... Si yo saco a muchos hombres del armario, pero luego ellos insisten en volver a meterse dentro), el desapego por todo niño pequeño/bebé que vea, es más, hasta el día de hoy, sigo y seguiré diciendo que los bebés son como aliens (cosa que antes había dicho a todas mis amigas, pero ahora no reitero mi opinión con aquellas que son ya madres) con mi instinto maternal que brilla por su ausencia, comentarios sarcásticos en mi cabeza cada vez que alguien hace alguna pregunta en mi opinión retórica (como cuando te ven llorando y te preguntan si estás bien, ¿qué les dices? Estoy llorando de alegría; o como dice Carolin cuando se ha caído y le preguntan si se ha caído, no, estoy admirando las estrellas), y luego la gente se queja porque dice que no contesto a sus preguntas, la mayor y más completa ignorancia de productos de belleza y marcas dedicadas a ellos... Y bueno, la manía esa de contar y calcularlo absolutamente todo la comparto en cierto modo, cuento siempre hasta 7 mientras voy andando o bien sumo los números de las matrículas entre ellos y me encanta calcular la vuelta en los supermercados, es algo que me entretiene y me relaja, así que en cierto modo, también entiendo eso de Carolin.


Con todo esto quiero decir, que entendí perfectamente al personaje y a su sentido del humor, puede ser que porque su forma de pensar se parezca a la mía, aunque su familia (no la familia de su marido) no intervenga mucho en la acción de la trama, tampoco estorban, son divertidos y entretenidos (se puede pasar sin sus historias y la trama seguiría igual, pero tampoco molestan). Está lleno de clichés, el chico guapo que piensa que es gay y con el que no para de encontrarse, las arpías de la familia de su ex-novio, el tío avaricioso (si casi cuando me imaginaba al hermano de su marido siempre me lo imaginaba retorciéndose el bigote en plan villano de película), pero lleva el inconfundible estilo de Kerstin Gier, es una narración en primera persona, que reflexiona sobre muchas cosas (pero que no se va tanto por los cerros de Úbeda que es lo que me pareció que pasaba en Zafiro).


La única pega, aparte de los clichés y lo predecible que es, es que el principio me costó un poco, pero cuando empieza a escribir a su manera, ya comencé a engancharme al libro.


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